De nuevo, el número uno

Esta tarde he estado viendo, como millones y millones de personas en todo el mundo, la final de Roland Garros entre nuestro Rafa Nadal y el sueco Robin Soderling. Nadal (Pasión y coraje, como diría Helena López-Casares) ha conseguido su quinto título de los Internacionales de Francia, después de haber ganado en Montecarlo, Roma y Madrid (algo que ningún tenista había conseguido en la historia). A sus 24 años, ha recuperado el número uno del mundo.
El 3 de junio de 2009, hace poco más de un año, se “perdió” por primera vez la final de Roland Garros por primera vez en cinco años. Por una tendinitis crónica estuvo fuera de las canchas durante 73 días. Su frustración fue tan grande que no quiso ni ver la final entre Federer y Soderling (se fue a jugar al golf con unos amigos). 371 días después, regresa a lo más alto del podio. Tardó 11 meses en volver a ganar un campeonato, pero ahí está. Apenas una docena de jugadores han conseguido en la historia recuperar el cetro después de haberlo perdido. ¡Vamos, Rafa! Su amigo y compatriota Pau Gasol va camino de su segundo anillo de la NBA consecutivo con los Lakers…

Y estamos a cinco días del inicio del mundial de fútbol de Sudáfrica, en el que La Roja parte como favorita. ¡Qué maravillosos recuerdos me trae la nación “arco iris”! Ayer, Vicente Verdú nos recordaba en un estupendo artículo (África, África, África) que “Las decenas de miles de personas que hasta el momento han disfrutado ya de esta visita de los mil sentidos serían impulsos de todo orden para no poder resistirse a sus fascinantes memorias de África. Nadie vuelve de allí siendo el que fue”. Así, al menos, me ha ocurrido a mí. Llevo el continente africano como llavero, un símbolo que compré en un mercadillo de Sudáfrica. Creo que su sentido de Ubuntu (de comunidad) es clave para nuestro futuro.
John Carlin, el mayor introductor de Sudáfrica para muchos de nosotros, publicaba ayer dos páginas en Babelia (el suplemento literario de El País) tituladas Espejos de África. Dos premios Nóbel (Coetzee y Gordiner) que escriben sobre la culpa, la traición, la identidad, el perdón, el odio (¡Qué grandes temas shakespearianos! ¿No, John?) y el choque de civilizaciones. Leer Desgracia y Verano de J. M. Coetzee o las novelas de Nadine Gordimer (La hija de Berger, Un mundo de extraños, El conservador) nos acercan a ese gran país y a lo que ha sufrido para alcanzar la libertad. Hoy, Carlin nos cuenta que le ha llamado una amiga desde Ciudad del Cabo para decirle que, como es muy improbable que los “Bafana Bafana” (la selección de su país) supere la primera fase, muchos van con España (“mucho tiene que ver esto con el Barcelona, el equipo más admirado del mundo por la gente enterada del fútbol en el mundo, de la que hay mucha en Sudáfrica”). Vusi Bruce Koloane, embajador de Sudáfrica en España, es entrevistado en XL Semanal (Grupo Vocento): “España puede ganar el mundial, pero seguro que Sudáfrica jugará la final”.

El deporte como vía para conocer mejor la grandeza y la miseria humanas. Ángela Méndez comenta en Expansión & Empleo (Lecciones empresariales con toque de balón) tres libros actuales: La pelota no entra por azar, de Ferrán Soriano (Presidente de Spanair, ex VP del Barça); Capitanes, de Luis Villarejo (“ser líder no es una cuestión de veteranía, sino de carácter”, Radomir Antic) y ¡El fútbol es así! de Kuper y Szymanski. Sí, es una tendencia imparable la de relacionar Liderazgo y Deporte (la de veces que me han preguntado en distintos foros durante los últimos días por la diferencia de Liderazgo entre Guardiola y Mourinho). Ayer estuve leyendo Raúl. El triunfo de los valores, del periodista Enrique Ortego. Un libro de 272 páginas con 139 fotos (muchas, a página entera), con estadísticas de todos sus partidos en el Real Madrid, en La Roja, y sus goles. Una primera parte en la que el autor pregunta a quienes le han conocido (29 entrenadores y jugadores, desde Di Stefano a Del Bosque), una segunda en el que se narra cronológicamente su vida futbolística (en categorías inferiores, en el Real Madrid, en La Roja, en la Champions, como goleador) y un colofón sobre su vida fuera del campo y sobre su futuro. Tanto Ginés Carvajal (su representante) como Jorge Valdano (el entrenador que le dio su oportunidad para jugar en el primer equipo, con 17 años) creen que será un gran entrenador porque tiene vocación para ello. Yo, modestamente, también lo creo. Un texto enciclopédico en lo que a datos se refiere. Sin embargo, el lector se queda sin saber cuáles son esos valores que “triunfan”, según el título. Efectivamente, los datos se deben convertir en información y la información en conocimiento y éste en sabiduría, para que podamos “ad-mirar” (mirarnos en el espejo) de un gran profesional como Rául González Blanco y podamos aplicar sus claves a nuestras vidas. Esto lo he echado a faltar.

Volviendo a Expansión & Empleo, nos recomiendan su “newsletter”, en la que figura, por ejemplo, el Cine de Gestión de un servidor sobre Robin Hood, de Ridley Scott, como historia de Liderazgo. Quique Rodríguez pone los puntos sobre las íes sobre la Universidad española: somos la 8ª potencia mundial, y no tenemos ninguna institución universitarias entre las 100 mejores del mundo; la tasa de desempleo de nuestros universitarios era del 4’8% (3’3% en la OCDE); menos del 40% de los graduados de 25 a 34 años trabaja en puestos adecuados a su nivel de cualificación; el gasto en becas en España no alcanzaba en 2006 el 30% de la media de la OCDE (0’8% frente a 2’7%). El fracaso escolar (el 30% abandona a los dos años y sólo el 30% se licencia en cuatro años) nos cuesta 2.960 M € (el 0’27% del PIB). Tino Fernández añade que “la nula flexibilidad de nuestro sistema educativo dificulta la adaptación al mercado”: el 14% de los jóvenes entre 16 y 24 años son generación ni-ni (ni estudia ni trabaja). Un desastre.
No hay problema. La realidad se impone. Las mejores empresas están creando sus universidades corporativas para reducir el diferencial y surgen propuestas tan sugerentes como la Universidad para padres de mi querido José Antonio Marina (el Magazine de El Mundo se hace eco de esta iniciativa, www.universidaddepadres.es, cuyo plazo de matriculación finaliza el 18 de junio): 4 módulos bimestrales, 100 euros (el primer curso fue gratuito y participaron más de 15.000 padres). Por lo que sé, la experiencia es impresionantemente gratificante.
JAM se hace eco en La frase de El Mundo de una cita del filósofo Daniel Inerarity: “Para una buena parte de la izquierda, razonar económicamente es conspirar socialmente”. Pues así nos luce el pelo, como dirían los humoristas Faemino y Cansado. Marina concluye: “Ir contra “los mecanismos del mercado” es suicida, porque han demostrado su eficacia para crear riqueza. Pero creer que el mercado es la solución de los problemas sociales es igualmente peligroso. Los mecanismos del mercado pueden utilizarse para proyectos socialmente indeseables. Necesitamos talento político para articular un modelo económico que, fundado en el buen uso de los mecanismos del mercado, no caiga en la ideología utópica del mercado. Esto ha sido siempre el sueño europeo”.

La Felicidad y el Amor. Rosario Sepúlveda, excelente periodista, se pregunta en Infoempleo ¿Existen dos caminos hacia el paraíso? Se refiere a la búsqueda de la felicidad en el trabajo. El 87% de los directores de RR HH consideran que la felicidad es una estrategia adecuada para mejorar la competitividad (¿a quién le puede caber duda de ello?). Y añade: “La moda de los gimnasios o salas de juegos no ha resultado muy efectiva”. Evidentemente. Para las personas maduras, la felicidad es cuestión de retos, de un trato digno, de oportunidades… no de tratarles como a críos.

El País Semanal es “territorio Borja Vilaseca” (enhorabuena, Borja, por la 3ª edición de El Principito se pone la corbata). Escribe sobre la Anatomía de la Codicia. Algunos de los países más ricos del mundo son los que cuentan con mayores tasas de suicidio. Citando a Clive Hamilton: “El crecimiento económico del sistema capitalista se sustenta gracias a la insatisfacción de la sociedad”. Porque “lo que nos hace ricos o pobres ni es nuestro dinero, sino nuestra capacidad de disfrutar” (Víctor Gay Zaragoza). Sí, el Talento como Disfrute. Unas páginas más allá, en la misma revista, Borja Vilaseca pregunta ¿Por qué se termina el amor? Entrevista a Sergio (un ingeniero soltero de 21 años), Eulalia (abogada, divorciada, 42 años), Miguel (marketinero, 37 años, nunca se ha enamorado) y Paquita (47 años, dependienta, separada). Cuando no hay entrega, compromiso, libertad de ser, el asunto se acaba. “Cuanto más libertad goza la relación, más posibilidades existen de que florezca el verdadero amor”.

Esta mañana he ido a ver Two lovers, la 10ª película más taquillera en los cines españoles el pasado fin de semana (el podio lo ostentaron Prince of Persia, Legión y Robin Hood; el resto, Street Dance, Alicia, Que se mueran los feos, Jacuzzi al pasado, Un ciudadano ejemplar, The crazies y Two lovers; he visto la mitad de ellas y no me apetece mucho la otra mitad). Es la historia de un joven de Brooklyn (Joaquín Phoenix), aquejado de trastorno bipolar (la enfermedad de Tay Sachs) que intenta suicidarse, y conoce casi simultáneamente a una buena chica judía, hija del socio de su padre (Vinessa Shaw), y a una sofisticada y bella abogada (Gwyneth Paltrow) adicta al éxtasis. Se debate entre la mujer de sus sueños y “la que le conviene”. Con un curioso final. Como escribió el poeta Miguel Hernández: “Quien ama, vuela”.

Por la tarde, me he puesto el DVD de Invictus (desde el 1 de junio, en alquiler; a partir del 22, a la venta) para preparar mi presentación del próximo miércoles en Málaga, en el que utilizaré el cine (“el método del caso del siglo XXI”) para hablar de Emprendizaje, Talento y Liderazgo. Invictus es una película maravillosa, basada en uno de los mejores libros de los últimos años. Inspiración para el deporte y para la vida. “Nuestro mayor aliado es la ilusión”, ha dicho recientemente Iker Casillas, capitán de La Roja. Sí, la ilusión es el aliado de todos nosotros.