Mi proyecto de Felicidad

Tercera y última jornada del Challenge 2010 El desafío navajo. A las 6.30 todos levantados y a de 7.30 a 8.30 feedback a cada uno de los equipo por parte de los “chamanes” (Mario Alonso Puig, José María Alonso y un servidor), además de Carlos Ongallo, director del programa. Me han encantado estas sesiones de retroalimentación, en las que hemos puesto de manifiesto las fortalezas y oportunidades de mejora de cada uno de los seis equipos en las distintas pruebas.
El plato fuerte del Challenge, La batalla del Goblin Valley (El Valle de los Duendes), ha sido apoteósico. El valle es de hace 170 años y presenta formaciones muy curiosas. Frente a las Montañas Henry, he recordado aquellas palabras de Henry V de Shakespeare: “Todo está preparado cuando nuestro espíritu lo está”. Antes de la batalla, los “chamanes” hemos impuesto los nombres indios (los participantes elegían su animal totémico y nosotros le poníamos el adjetivos; por ejemplo, un servidor ha sido nombrado “buey extraordinario”). Cada equipo ha preparado su estrategia (se trataba de una actividad de “rescate” durante unas dos horas, en un escenario espectacular), el/la líder ha dado una arenga a su equipo y se ha iniciado la batalla.

A eso de las tres, hemos dado por finalizada la prueba y tomado los autobuses hacia el Estado de Nevada. Unos 90 minutos después, todavía en Utah, se ha realizado la última prueba del Challenge, un “juego del pañuelo” con los seis equipos a la vez, con sendos objetos representativos de las pruebas anteriores.

Durante el viaje, he estado leyendo The Happiness Project (El Proyecto Felicidad) de la escritora afincada en Nueva York Gretchen Rubin. Se trata de una investigación rigurosa de la aportaciones sobre la felicidad de Platón, Boecio, Montaigne, Bertrand Russell, Thoreau y Shakespeare, de expertos como Martin Seligman, Daniel Kahneman, Barry Schwartz, Ed Diener, Mihalyi Csikszentmihalyi y Sonja Lyubomirsky (que estará con nosotros en el 45ª Congreso de AEDIPE en Galicia en junio), además de otros muchos autores, desde Adam Smith al Dalai Lama.
Siguiendo el modelo de Benjamín Franklin, que trabajó “trece virtudes” una a una, Gretchen se propuso para mejorar su felicidad una prioridad por mes.
- Enero: Vitalidad. Dormir más, mejor ejercicio (“todos los grandes pensamientos se conciben mientras caminamos”, Nietzsche), organizarme, ser más energética.
- Febrero: Recordar el Amor. Luchar por él, dar pruebas.
- Marzo: Trabajo. Lanzar un blog, disfrutar del placer de equivocarme, pedir ayuda, trabajar de forma más inteligente, disfrutar desde el ahora.
- Abril: Ser madre/padre. Cantar por las mañanas, descubrir los sentimientos de los demás, tener un tesoro de recuerdos, tomarse tiempo para proyectos.
- Mayo: Tomarse en serio el juego. Encontrar mayor diversión, tomarse tiempo para hacer el tonto, salirse del camino trazado, empezar una colección.
- Junio: Amistades. Recordar los cumpleaños, ser generosa, mostrarse públicamente (“el 80% del éxito es mostrarse”, Woody Allen), no cotillear, hacer nuevos amigos.
- Julio: Dinero. Comprar cosas necesarias, ser más austera.
- Agosto: Eternidad. Leer memorias de catástrofes, mantener un cuaderno de gratitud, seguir a un maestro espiritual.
- Septiembre: Seguir una pasión. En su caso, la lectura y la escritura.
- Octubre: Prestar atención (Mindfulness): Meditar, seguir las reglas de la verdad, estimular la mente de nuevas formas, llevar un diario de comidas.
- Noviembre: Actitud. Reírse a carcajadas, usar buenas maneras, dar refuerzos positivos, encontrar un área de refugio.
- Diciembre: El Campamento de la Felicidad. Tomar clases, hacerse voluntaria.

Un libro práctico e interesante, del tema de nuestro tiempo (¿de todos los tiempos?

Hemos hecho una paradita para cenar en Saint George, en la frontera entre Utah y Arizona y hemos llegado a Las Vegas a las 11.11 horas.

Las tres próximas noches nos alojamos en el Belaggio. Inevitable recordar Ocean’s eleven, ¿verdad?