La labor del "padre"

Pertenezco al club (extenso y selecto) de quienes abren El País del domingo por “El corner inglés”, la columna de John Carlin en la sección de deportes. Y luego voy a El País Negocios, a ver qué cuentan Borja Vilaseca (hoy, tratando el tema de la “explotación remunerada” en muchas empresas de servicios profesionales) y Carmen Sánchez Silva (que este domingo se refiere a los 35.000 altos ejecutivos que están buscando nueva ubicación) . Hoy he tenido de todo.

John Carlin titula su artículo de hoy “¿Dónde estás, papa?”. Y es uno de los mejores que le he leído. Se refiere a los jugadores de fútbol como “unos niños”. Muchos se lanzan a satisfacer sus apetitos materiales y sexuales. Sin embargo, a diferencia de “sus primos del entertainment”, son evaluados por millones de aficionados dos veces por semana. Por ello, siguiendo a Carlin, necesitan “un buen papá. Un papá que respeten de manera tan automática como si la relación fuera biológica y que, según las circunstancias, sepa cuándo animarles, cuándo regañarles, cuándo defenderles, cuándo darles cariño y cuándo darles un castigo. Y si se trata no de un niño sino de 11 o de una plantilla de 24, es aún mayor la necesidad de que el papá sea un superpapá, un crack de la gestión familiar al mismo nivel que Leo Messi es un crack del balompié”. El autor cita los ejemplos de éxito del Manchester y del Arsenal (Alex Ferguson, Arsène Wenger), evita por evidente el de Pep Guardiola y pronostica que sólo José Mourinho será capaz de salvar el segundo proyecto de Florentino Pérez en el Real Madrid.

Esa “labor de papá” en el mundo de las organizaciones lo denominamos Liderazgo. De hecho, sostengo que el éxito de La Roja en la Eurocopa de Austria y Suiza fue en buena medida resultado de un triple Liderazgo: el del Presidente de la Real Federación Española de Fútbol, del seleccionador y el capitán. Cada uno de saber cuál es su papel e interpretarlo a la perfección. En un club en el que el presidente es todopoderoso, el entrenador es ninguneado y los capitanes juegan un papel secundario, hay poco que hacer. No es que el éxito se compre o no se compre; es que no es resultado de la casualidad. O hacemos bien las cosas o nos lamentamos de la mala suerte.

Más del 60% de nuestra escasa productividad y competitividad es consecuencia de nuestra (baja) calidad directiva. Somos, no me cansaré de repetirlo, el país 33º en productividad y el 28º en calidad directiva, intolerable en ambos casos. Liderazgo, un Liderazgo versátil, eficaz, es lo que necesitamos. Emilio Moraleda, Presidente de la Fundación Pfizer (como DG de esta multinacional farmacéutica su éxito ha sido espectacular) escribe en Infoempleo (Grupo Vocento): “En tiempos adversos los buenos líderes y sus equipos siempre sobreviven y se hacen más fuertes”. Y añade: “No hay regla únicas porque no hay dos empresas o proyectos iguales, pero hay algunos principios que no suelen fallar: reconocer la adversidad, marcar objetivos claros, nunca tirar la toalla, respetar siempre a las personas, dar confianza y reconocimiento y centrarse en los resultados.”

En el mismo suplemento, Laura de Cubas dedica dos páginas al Encuentro Lidera del que hablaba el día 9. “Una iniciativa pionera en el mundo” por la que nos reunimos el pasado martes unas 1.000 personas. A través del programa las mujeres LiderA “han podido entrar en contacto con grandes formadores como, entre otros, los expertos en personas Santiago Álvarez de Mon, Mario Alonso Puig, José Ballesteros, Ovidio Peñalver y Diana Clarke, o mujeres referentes en el mundo empresarial de la talla de Amparo Moraleda, Laura González Molero, Elena Pisonero y Mª Eugenia Girón”. Laura recoge los testimonios de Berta Barrero, miembro del comité de dirección de RENFE (“la inteligencia emocional y el esfuerzo de la mujer son muy buenos para subir el EBIDTA”) y Gisela Alonso, directora de operaciones de Bosch (“La confianza en nuestras posibilidades, la relativización de nuestras limitaciones, el poder demostrar nuestra valía y el tener el impulso de arriesgarnos, de salir de la que llamamos zona fácil”).

Liderazgo eficaz. Contrario al que habla Borja Vilaseca en su artículo de hoy: jefes tóxicos que explotan a auditores y consultores y generan una “sociedad del malestar”. Tanto El País (Carmen Sánchez-Silva) como El Mundo (Begoña Ramírez) tratan el tema de la recolocación, del outplacement, con opiniones de Creade Adecco (Nekane Rodríguez), Uniconsult (Fernando de Salas) y MOA-BPI (Marcos Huergo). Ojalá nuestro país apostara más, como hace Francia, por la recolocación profesionalizada: los procesos duran menos (unos siete meses) y son mucho menos traumáticos, porque ponen en valor (talento) al ejecutivo.

Esta mañana hemos ido a ver Pájaros de papel, la ópera prima de Emilio Aragón. Una delicia de película, una obra de arte que emociona intensamente. Una gran película resultado, más allá de la dirección de Emilio Aragón (que demuestra mucho oficio), del cuidado casting de Luis San Narciso (una veintena de actores y actrices brillan con luz propia: Imanol Arias, Lluis Homar, Roger Princep, Carmen Machi, Fernando Cayo, Diego Martín, Oriol Vila, Luis Varela, José Mª Egido, Javi Coll, Concha Hidalgo, Asunción Balaguer, Cristina Marcos, Miliki, Jorge Blass, Ana Cuesta, Paco Merino, Lola Baldrich, Pedro Civera), del guión de Fernando Castets (“el hijo de la novia”, "el mismo amor, la misma lluvia", "luna de avellaneda") y la música, apropiadísima, del propio Emilio Aragón. ¡Qué homenaje a los cómicos! ¡Qué manifiesta estupidez una guerra civil, un enfrentamiento entre hermanos, una herida que no hemos acabado de limpiar! Es una película que no nos podemos perder, que nos pone las emociones a flor de piel, que nos enseña desde la ternura las cosas importantes de la vida.

Un consejo: saca un hueco de tu agenda para ver una película tan emotiva. Una historia que es la de nuestra gente, nuestro pasado, nuestro país. Y llévate una caja de kleenex, que la vas a usar enterita.

Mi felicitación a dos personas a las que admiro especialmente. Rafael Prieto, compañero de la facultad, nombrado DG de Peugeot-Citröen para Europa del Sur (España, Portugal, Italia, Grecia, Chipre, Malta y Turquía). Rafa es lo que se llama en el mundo del fútbol un “one-club man” (como Arconada, Camacho, Camarasa, Chendo, Ryan Giggs, Julen Guerrero, Iríbar, Sepp Maier, Puyol, Raúl, Chechu Rojo, Manolo Sanchís, Tinaglia, Francesco Totti, Berti Vogts o Xavi). Toda su vida en el mismo grupo automovilístico, con una enorme responsabilidad sobre el futuro de miles de familias.

Y Gregorio Marañón y Bertrán de Lys (1942), al que conozco desde hace unos 30 años, cuando un servidor estudiaba 2º de Económicas y el profesor José Juan Toharia le invitó a dirigir un seminario en la Autónoma. “El abogado de los imposibles”, constructor de consensos, presidente del Patronato del Teatro Real, VP de las Fundaciones Ortega y Gasset y Gregorio Marañón. Fundador y patrono vitalicio de la Real Fundación de Toledo. Es un “todólogo” que formó parte del Grupo Tacito y que ha hecho mucho por nuestra democracia. Después de todo lo que ha hecho “queda soñar con lo que nos espera. Suelo vivir proyectando permanentemente aquello en lo que estoy involucrado. Mi tiempo es el futuro. Por tanto, al final del día, más que abrir un espacio de reflexión sobre lo que el día me ha dejado pienso en lo que me aguarda el día siguiente.” ¿Su receta? “El entusiasmo, ese entusiasmo que te permite seguir ilusionadamente sin mirar atrás. Dicho esto, soy muy sentimental, puedo conmoverme muy fácilmente. La emoción, llámala pasión, gozo, alegría, tristeza, piedad, sólo deja de acompañarte cuando estás muerto. Pero tengo que reconocer que habiendo tenido fracasos importantes –la persona que no los ha tenido es que no ha vivido- no me han anclado”.
¿Qué aprendió de su abuelo? “Decía Roger Garaudy que una pareja que se quiere con plenitud y ese amor perdura resulta tan excepcional como la genialidad de un Beethoven. Mis abuelos tuvieron esa genialidad amorosa como no la he conocido en nadie. (…) No exagero si digo que el eje de la vida de Marañón fue su relación de pareja”. De su abuelo reconoce en él “su concepción de la relación de pareja como eje vertebrador de un proyecto de vida”, su progresismo, “su compromiso social contra la injusticia”, su humanismo, “su interés por todo y su disponibilidad para todos”, la seriedad con la que abordó su vida entera siendo una persona con un enorme sentido del humor, su apasionamiento y la ambivalencia liberal, “la posibilidad no sólo de respetar sino de empatizar, de inclinarse afectivamente con el que piensa de otro modo, sin que esa ambivalencia te impida tomar partido y conocer bien cuál es tu posición”.

Este reencuentro con Gregorio Marañón y Bertrán de Lys me ha llenado de paz y de esperanza. Leer su entrevista con Juan Cruz mientras escuchaba la banda sonora de Pájaros de papel compuesta por Emilio Aragón ha sido una delicia.