Edipo y el Big Bang

He comenzado mis mini-vacaciones de Semana Santa a la hora de comer. Desde Barajas, he recogido a Zoe y, después de comer en Mills, un restaurante junto al Palacio de Hielo, nos hemos ido a ver La niñera mágica y el Big Bang, que estrenaban hoy. Se trata de una película escrita y protagonizada por Emma Thomson, segunda parte de las aventuras de Nanny McPhee (basada en la nurse Matilda, de la escritora Christiana Brand), una institutriz que aparece por sorpresa y que cuida de los niños mientras no la quieran, pero la necesiten y desaparece cuando la quieran, pero no la necesiten. En esta ocasión, ambientada en una granja durante la segunda Guerra Mundial, la “niñera mágica” aporta a sus pupilos y a los espectadores de la película cinco lecciones: a comportarse con una buena educación, ser generosos, ayudarse mutuamente, ser valientes, y tener fe. Coraje, Ilusión, Superación, Generosidad y Colaboración como grandes cualidades en aquellos tiempos y en los nuestros. La peli es muy de la productora “Working Title” (grandes actrices y actores británicos, como Maggie Smith, Rhys Ifans o Ralph Fiennes, junto a la estadounidense Maggie Gyllenhaal), de las que te dejan con un buen sabor de boca. El “big bang” no se refiere en este caso al inicio del universo, sino al estallido de una bomba que puede acabar con todo y con todos.

A las 20.45 horas me he puesto a ver el primer partido de cuartos de final entre el Arsenal y el F. C. Barcelona en el Emirates Stadium de Londres. Como escribía John Carlin hace unos días, padres contra hijos futbolísiticamente hablando. En la primera parte, el “padre”, Guardiola, le ha dado una lección al “hijo”, Wenger (por cierto, es curiosa la identificación nominal de Arséne (Wenger) con Arsenal y de Guardiola con Barcelona) y Xavi a Cesc. A jugar al toque, al Barça no le gana nadie: el portero del equipo inglés, Almunia, ha salvado a su equipo en varias ocasiones. A los 25 segundos de la segunda parte, Ibra ha marcado el primero y en el minuto 59, el segundo.
Pero entonces Wenger (que evidentemete se había dado cuenta que jugando a su estilo –y al del Barça- ya había perdido la eliminatoria) ha optado por introducir a Theo Walcott, un chaval de 20 años apodado “la gacela”, considerado el más rápido de Inglaterra. Como no podía superar al padre en construcción de juego, “Edipo” Wenger ha optado por la velocidad. Su ambición le ha dado resultado. Con Walcott en el campo, el Arsenal ha iniciado un nuevo partido. En el 69 ha marcado el propio Walcott y a cinco minutos del final, Cesc Fábregas, de penalti, ha marcado para los “gunners”.
Pocas veces un empate a domicilio, y en Inglaterra, ha sabido más amargo. Wenger se ha mostrado convencido de que puede remontar en Barcelona la eliminatoria y que, sin fortaleza mental, podían haberse llevado un 0-5. “Mi único pesar esta noche es cómo les hemos regalado dos goles”, ha comentado. Guardiola, también en la rueda de prensa, se ha mostrado orgulloso con el juego de su equipo: “ha sido la mejor primera parte desde que soy técnico”. Y piensa que así su equipo no pecará de exceso de confianza en la vuelta.
Para la vuelta, el Arsenal pierde varios jugadores (entre ellos, a Cesc Fábregas) y el Barça, a Puyol y Piqué. La semana que viene, resuelta la eliminatoria. Un servidor apuesta a todas todas por el equipo español.

En fin, que el resultado de este primer partido ha sabido a poco dadas las circunstancias. Dios me libre de enmendarle la plana a Pep Guardiola, cuyo Liderazgo es sobresaliente, pero ese cambio en el minuto 75 de Ibrahimovic, en racha goleadora, por Titi Henry (32 años, 8 en el Arsenal, el mayor goleador del equipo londinense en la historia), para que durante los 15 minutos finales fuera un “fantasma” desubicado, es una pena. Guardiola es humano y seguramente le ha podido más visualizar la gran ovación que se ha llevado Henry de su anterior público que ninguna otra cosa. Eso le honra al "coach" del Barcelona.