Jornada en Baleares. Me he levantado frente al Mediterráneo, en la cuarta planta de un hotel mirando al mar. Más de cuatro horas de reunión con dos directores generales, la directora de RRHH y la directora de formación y desarrollo de uno de los principales grupos hoteleros. Y a la hora de comer (en la Fundación La Caixa, en el precioso edificio del Grand Hotel), breve reunión con nuestros partners potenciales en las islas, un tándem con muchísima ilusión y compromiso.
Anoche terminé de leer Inteligencia Espiritual, del Dr. Francesc Torralba, director de la cátedra Ethos de la Universidad Raimon Llull. Se trata de la inteligencia existencial o trascendente, complementaria a las ocho inteligencias múltiples de Howard Gardner. El autor nos recuerda que el 30% de la inteligencia es heredada y el resto es educación, cultura, ambiente económico y hasta alimentación. Repasa las inteligencias múltiples (lingüística, musical, lógico-matemática, corporal y kinestésica, espacial y visual, intrapersonal, interpersonal y naturista), destaca a los creadores del concepto (Viktor Frankl, Zohar y Marshall, Robert Emmons, Kathleen Noble, Frances Vaughan, David B. King): “lo espiritual es lo libre en el ser humano, lo que escapa a lo biológico”. La demostración de que el ser humanos no es esclavo de sus instintos.
Siguiendo a Simone Weil, las necesidades de orden espiritual son: la necesidad de sentido, la de reconciliación con uno mismo y con la vida, la de reconocimiento de la propia identidad como persona, la de orden, la de verdad, la de libertad, la de arraigo, la de orar, la simbólico-ritual y la de soledad y silencio. Para el Dr. Torralba, la inteligencia espiritual responde a siete preguntas: ¿Quién soy yo? ¿Qué será de mí? ¿De dónde vengo? ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Para qué todo? ¿Por qué todo? ¿Existe Dios?
Los poderes de la inteligencia espiritual son:
1. La búsqueda del sentido (“existe una íntima relación entre felicidad y sentido”)
2. El preguntar último
3. La capacidad de distanciamiento (tomar distancia de la realidad circundante)
4. La autotrascendencia (“El filósofo Julián Marías afirma que el ser humano es instalación y vector. Estamos asentados en un lugar, en una circunstancia pero, simultáneamente, aspiramos a realizar algo que todavía no somos pero que creemos que podemos llegar a ser. Este movimiento hacia lo desconocido es el vector y la capacidad de autotrascendencia. Es lo que mueve a exploradores, a alpinistas, a científicos, a filósofos, a teólogos, a médicos a superarse a sí mismos, a dar el máximo de sí para conquistar lo que todavía no conocen”).
5. El asombro (la admiración, que es una parada en el tiempo).
6. El autoconocimiento (el despertar y la apertura)
7. La capacidad de valorar
8. El gozo estético (“La belleza no es un objeto, tampoco una cosa. Es una experiencia que acontece en el interior de un ser humano y que está directamente relacionada con la inteligencia espiritual. No se capta sólo con los sentidos. Lo que uno capta a través de sus receptores, son estímulos visuales, gustativos, auditivos, táctiles u olfativos, pero la belleza es una vivencia espiritual”).
9. El sentido del misterio
10. La búsqueda de una sabiduría
11. El sentido de pertenencia al todo
12. La superación de la dualidad (experiencia mística)
13. El poder de lo simbólico
14. La llamada interior (la vocación, como raíz del entusiasmo: “tener un dios dentro de sí”)
15. La elaboración de ideales de vida
16. La capacidad de religación (“todo hombre que piense que la vida es una cosa seria, es un hombre infinitamente religioso”, Ortega y Gasset).
17. La ironía y el humor
¿Cómo se cultiva la inteligencia espiritual? El profesor Torralba nos propone la práctica asidua de la soledad, el gusto por el silencio, la contemplación, el ejercicio de filosofar (alcanzar una comprensión más profunda de las cosas”), gozar de lo espiritual en el arte, practicar el diálogo socrático, el ejercicio físico y el dulce no hacer nada, la experiencia de la fragilidad, el deleite musical, la práctica de la meditación y el ejercicio de la solidaridad (del yo al nosotros).
Con la inteligencia espiritual, a juicio del autor, se obtienen múltiples beneficios: creatividad, profundidad en la mirada, consciencia crítica y autocrítica, calidad de las relaciones, autodeterminación (“llega a ser lo que eres”, Píndaro), sentido de los límites, conocimiento de las posibilidades, transparencia y receptividad, equilibrio interior, vida como proyecto, capacidad de sacrificio, vivencia plena del ahora.
Ahora bien, la inteligencia espiritual se puede atrofiar, por cinismo (la desesperación de los poderosos), por fundamentalismo (la desesperación de los impotentes), por la violencia, la fascinación del mal y la muerte. Sectarismo, fanatismo, gregarismo, banalidad, consumismo, vacío existencial, aburrimiento, autoengaño (Torralba cita el Ensayo sobre la ceguera de Saramago), gusto por lo vulgar, intolerancia, narcisismo, parálisis vital (anemia de sentido) son las múltiples caras de esta atrofia.
Debemos educarnos y desarrollar nuestra inteligencia espiritual para ser más libres, para conocernos mejor, para identificar, explorar y elegir valores propios y comprender los de los demás, para expresar nuestra creatividad en el arte, para cooperar en comunidad, para ser más felices.
Gran libro esta Inteligencia Espiritual de Francesc Torralba. El directivo que amablemente me llevaba al aeropuerto de El Prat, donde cogería el vuelo hacia Palma, me dijo que había participado en un programa de televisión sobre educación de los hijos con… Francesc Torralba. Al hablar con la profesora Meritxell Obiols sobre coaching e inteligencia emocional, me dijo que había coincidido en un programa de radio con… Francesc Torralba. Y una tribuna de ayer en El País, El antídoto al cinismo, de Francesc Torralba. Tú y yo sabemos que no es casualidad.