Compromise

Un día muy especial en el País Vasco. Por la mañana, reunión para presentar una propuesta de coaching de equipo en una organización a la que quiero especialmente y desde hace mucho tiempo. Necesita que su alta dirección se convierta en un equipo de alto rendimiento y dé ejemplo remando juntos. Antes de comer, sesión de trabajo de algo menos de dos horas sobre Liderazgo para unas 30 personas (primer y segundo nivel) de una importante institución, en la que hemos compartido las claves del Modelo Integral de Liderazgo y han podido autodiagnosticarse en los nueve vectores de Liderazgo, para concretar sus fortalezas y oportunidades de mejora.

Comida en Vitoria-Gasteiz, en Ikea (no confundir con la empresa sueca que, en el País Vasco, está en Baracaldo; Ikea significa al parecer en euskera antiguo, “en lo alto de la montaña”): una lubina deliciosa, acompañada con “hongos con foie” y anchoas de primero, y un estupendo vino de Castilla-León. Lo he pasado maravillosamente con Encar, Juanjo y José Mari hablando de lo divino y de lo humano.

Y por la tarde, vuelo Bilbao-Madrid. En el aeropuerto compro un par de libros: Bilbao-New York-Bilbao, de Kirmen Uribe, que ha conseguido el Premio Nacional de Narrativa 2009 (me lo ha recomendado José Mari Ulazia) y Shutter Island, de Dennis Lehane. No suelo leer novelas, pero me gustaría profundizar en las ideas de esta isla (la versión cinematográfica de Scorsese me ha inquetado mucho) y en este “viaje íntimo y personal” de Uribe (el nieto Kirmen escribe sobre las aventuras de su abuelo Liborio y su padre José). Ya te contaré.

Llegada a la T4 de Barajas, con algo de retraso. Había quedado para cenar con John Carlin, para preparar el proyecto que vamos a hacer juntos. Estaba viendo la primera parte del F. C. Barcelona – Stuttgart (uno de los peores partidos del “Pep Team”, al parecer). Le recogí en su hotel y fuimos andando (bajo la lluvia) al Café Saigón, a una zona algo más apartada. Hemos compartido sendos Menús Vietnam, regados por un vino Pétalos del Bierzo (precioso nombre, realmente exquisito).

John Carlin me ha sorprendido muy agradablemente. Va mucho más allá del mundo del deporte. Es un periodista muy preparado (licenciado en filología inglesa por Oxford, experto en Shakespeare), con un amplio bagaje (ha vivido en México, El Salvador, Argentina, Estados Unidos, Sudáfrica y actualmente en Barcelona), especialista en política internacional, y se entusiasma con las grandes historias (todavía quedan periodistas de grandeza, con vocación de servicio público). Es, no por casualidad, Premio Ortega y Gasset de periodismo. Hemos hablado de Shakespeare, claro está, de la cultura del esfuerzo en España, de sus vivencias con Mandela en la Sudáfrica del apartheid y en la etapa democrática, de que en castellano no hay traducción para el verbo ‘compromise’ (en una negociación, ceder algo de tu posición para lograr un acuerdo de beneficio mutuo), y al parecer tampoco en árabe, lo que dice bastante de nuestra forma de hacer las cosas… En fin, que hemos estado un par de horas mano a mano, y lo he pasado de maravilla. John Carlin es un conversador muy brillante, del que se puede aprender mucho.

“¿Qué es lo más especial de Mandela?”, le he preguntado a Carlin. “Su sonrisa. Es capaz de iluminar esta sala. Es capaz de iluminar el Bernabéu”.

Además de El factor humano (uno de los mejores libros de 2009, sin duda), que te recomiendo leer, especialmente si has visto Invictus (el texto es mucho más que esta sensacional película), John Carlin ha escrito Los ángeles blancos: El Real Madrid y el nuevo fútbol y Heroica tierra cruel: Crónicas africanas. He pedido los dos por Internet para leerlos con mucho interés.

¿Cómo un libro de 2009 genera una película estrenada a finales del mismo año? Nada ocurre por casualidad. John Carlin escribió una sinopsis de El factor humano que su agente americana envió a varias personas en Hollywood. En junio de 2006, Carlin marchó a Estados Unidos para escribir un artículo sobre el profundo sur. Eligió una determinada localidad del estado de Mississipi y contactó con un influyente personaje local que, con la cortesía sureña, le recogió y le llevó a su casa. Resulta que ese caballero era amigo de Morgan Freeman (tienen un restaurante juntos en el estado natal de este gran actor). De repente, John Carlin se encontró prácticamente a solas con Freeman y le dijo que tenía una idea para una película sobre Mandela y el momento culminante para la integración del país y la estabilidad democrática. “Ah, the rugby game!”, contestó Freeman. Amigo personal de Mandela, llevaba diez años tratando de encontrar un buen guión sobre el líder sudafricano (había comprado los derechos de su autobiografía, El largo camino hacia la libertad, y había contado con seis buenos guionistas, pero no había manera de llevarla al cine). La historia de Carlin sí lo consiguió, y de hecho Freeman había recibido la sinopsis que envió la agente. Cinco meses después cerraron un acuerdo, un guionista de Hollywood pasó una semana con John y escribió un gran guión en seis meses, que le encantó a Morgan Freeman, a su amigo Clint Eastwood y al Presidente de la Warner Brothers. El rodaje, en Sudáfrica, duró dos meses y concluyó en mayo de 2009. El resto es historia.

Es emocionante ver en la página web del periodista (www.johncarlin.es) a John Carlin y su hijo James Nelson junto a Morgan Freeman y la productora ejecutiva de Invictus Lori McCreary en el estreno de la peli en Madrid el 27 de enero pasado.