El foro de los comerciales

Elaboración de propuestas por la mañana tanto en la oficina como en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Por la tarde, he tenido el honor de dar la ponencia de clausura de la II Edición del Foro Comerciales de Publicidad que se ha celebrado en la sala 25 de Kinépolis, donde caben unas 1.000 personas (Kinépolis Madrid está en el libro Guiness de los récords por contar con la sala más grande del mundo). Hay pocos sitios en la capital de España más especiales que Kinépolis, en la Ciudad de la Imagen, para celebrar un evento así.

El gran Leo Farache (que ha sido Director General de Movierecord y es autor de Los diez pecados capitales del jefe), como Presidente de MásCuota, ha organizado un evento muy importante, presentado por el periodista Javier Reyero y con ponentes de la talla de los directores comerciales de Yahoo, Coca Cola, Unidad Editorial, Digital +, RTVE, Danone, Grupo Santander, así como los primeros ejecutivos de Vivaki Nerve Center, D6, Mediaedge:cia o Diximedia.

He tenido la oportunidad de asistir por entero a la sesión de la tarde, en la que han participado Jesús Muñoz (Presidente de Casadevall Muñoz y socio de Casadevall Quintero), que ha hablado del poder de la marca desde su amplia experiencia; Ángel de Vicente, que ha sido hasta muy poco Director General Comercial de RTVE, que ha expuesto el caso de Quizás, quizás, quizás de Loewe en La 1; Carlos Bosch, director de medios y de marketing relacional de Danone, que nos ha comentado la apuesta por el valor y por el ahorro de esta compañía; Enrique Arribas, responsable de patrocinio del Grupo Santander que, en torno a la pasión, ha explicado qué está haciendo el Santander para potenciar su marca en fútbol (Copa Libertadores) y Fórmula Uno (Ferrari), con un ROI esperado del 500%... y un servidor, que ha hablado de Talento Comercial en un Mundo Post Crisis. Me ha encantado la presentación constante, muy dinámica, de Javier Reyero.

He aprovechado que estábamos en un templo del séptimo arte para centrar mi intervención, de 45 minutos, en tres bloques:
A. El Talento ya no es lo que era (va más allá de la inteligencia, de las apariencias, de la decisión de un “triubunal”: es “poner en valor lo que uno sabe, quiere y puede hacer; se compone de capacidad, compromiso, contexto; y es cuestión de disfrute, diversidad, dedicación y dominio).
B. El Talento Comercial como uno de los principales talentos, con “inteligencias múltiples” (Howard Gardner). Es básicamente Inteligencia Emocional: Seguridad, Serenidad, Superación, Servicio, Sinergia. He puesto el ejemplo de las películas Love happens, Hierro, Lluvia de albóndigas, ¿Qué fue de los Morgan?, Avatar. El papel del Storytelling (Pasión, Héroe, Inspiración, Antagonista, Transformación). Y el ejemplo de dos grandes “talentos comerciales”: Barack Obama y Pep Guardiola, ¡con lo difícil que les está resultando el “delivery”.
C. Un Mundo Post-Crisis, en el que el PIB vuelva a subir, aunque la tasa de desempleo todavía no se reduzca eficazmente. La Confianza (Reputación), la Excelencia (superar las expectativas del cliente), la Innovación (Inquietud) y el Talento (sintonizar) como activos ganadores. La publicidad tiene más sentido que nunca en un MPC por las sinapsis (conexiones neuronales). Dos ejemplos: los matrimonios gays y el cambio climático. “Todo empieza a ser ciencia-ficción hasta que se convierte en sentido común” (Ray Bradbury).
Y estando en Kinépolis, el reconocimiento de que el Cine es el Método del Caso del siglo XXI. Allí celebraremos el próximo Cine Fórum APD de Madrid con la película Invictus de Clint Eastwood (Morgan Freeman como Nelson Mandela y Matt Damon como el capitán de la selección sudafricana de rugby), con importantes invitados del mundo del deporte, del periodismo y de la diplomacia.

Me llevo mañana a Barcelona el libro El timo de la superwoman, de Esther Casademont y Mar Galtés, que tengo muchísimas ganas de leer. El subtítulo reza: Un libro que no le gustará leer a muchos hombres. Espero que a un servidor sí. Admiro muchísimo a Esther Casademont y sé que no me va a defraudar ni un poquito.