El cauce adecuado, la paciencia revolucionaria

Hoy he tenido la suerte de iniciar dos procesos de coaching en Barcelona, a sendos directivos muy ilusionados, embarcados en un proyecto de crecimiento, buenas personas con gran experiencia que desean dar lo mejor de sí mismas.

Más allá de las metodologías y de la rentabilidad del coaching (entre el 600% y el 1.100% del dinero y del tiempo invertidos), cada uno de ellos ha destacado como un descubrimiento el disponer de un “espejo” (de una persona de confianza, que jamás vulnerará la confidencialidad de lo tratado) que es un cauce distinto del que disponen habitualmente. Por un lado, no pertenece a la empresa, no tiene interés propio alguno en los asuntos tratados. Por otro, no es de la familia ni un amigo al que “le dan la lata” contándole sus cosas. Es el cauce adecuado para la reflexión (eficazmente estructurada), para el descubrimiento de pautas, para elaborar un plan de acción (con metas, objetivos, indicadores de medida e hitos a realizar entre reunión y reunión) y para generar los hábitos deseados.

Me entusiasma la ilusión de los profesionales que centran sus objetivos, ponen el foco en lo prioritario y van a por ello. El coaching estratégico me parece cada vez más similar al trabajo de los mejores “coaches” con ganadores como Pau Gasol, Rafa Nadal y el equipo de la Davis, las selecciones de baloncesto, de balonmano, de fútbol-sala, La Roja y el Barça de los cinco títulos (pasado mañana el “Pep Team” logrará el sexto, el Mundial de Clubs)…

Por la noche, me han invitado la Dra. Meritxell Obiols y su marido, Joan, a cenar a su casa. Una deliciosa celebración navideña. Meritxell Obiols, maestra y filóloga, es doctora en ciencias de la educación y una de las mayores expertas en nuestro país en desarrollo de la inteligencia emocional y el coaching. Su libro Emoción y Conflicto. Aprenda a manejar las emociones, co-escrito con el experto en mediación de conflictos Josep Redorta y el catedrático de la Universidad de Barcelona Rafael Bisquerra, con prólogo de Álex Rovira, es una obra imprescindible para quienes queremos avanzar en el campo de la Inteligencia Emocional.

En su página web (www.coachingbcn.com), Meritxell Obiols cita a Eleanor Roosevelt: “El futuro pertenece a aquellos que creen en la belleza de sus sueños”. Meritxell predica con el ejemplo. Coordinadora y profesora del “Máster en Coaching y Liderazgo personal” de la Universidad de Barcelona (un estupendo programa, con alumnos maravillosos, en el que he tenido el privilegio de participar), es además profesora y tutora del “Máster en Inteligencia Emocional en las organizaciones” de la UB, profesora y tutora del “Master en Educación Emocional y Bienestar” de la UB y profesora del “Master en Desarrollo Personal y Liderazgo” de la UB. Hace unos meses (el 29 de noviembre pasado), la periodista Irene Orce le entrevistaba para su blog Metamorfosis en La Vanguardia, con el titular: “Perdonar nos libera del perdón”.
"La mayoría de conflictos que marcan nuestra vida se fraguan en el seno de las relaciones que establecemos con nuestro círculo más cercano. Por lo general, cuando alguien nos hace algo que consideramos "malo" o "injusto", nos sentimos heridos y nos enfadamos. Tras el estallido de ira inicial, solemos creer que el tiempo enfriará el agravio y terminará por disolverlo. Sin embargo, en muchas ocasiones el paso de los días, meses o años tan sólo agranda las heridas y alimenta el resentimiento. Y al poco, el venenoso rencor entra en escena, pudriendo los restos de esa relación. Así, vamos arrastrando por la vida el peso de nuestros conflictos no resueltos.
"Lo que hace falta no es dejar pasar el tiempo, sino aplicar la inteligencia emocional, que nos ayudará a aprender a distinguir entre la agresión y el agresor para descubrir el camino del perdón". Así lo afirma la Doctora en ciencias de la educación, coach y experta en inteligencia emocional, Meritxell Obiols (Barcelona, 1970), quien también es coautora del libro "Emoción y conflicto" (Paidós).
¿Por qué las relaciones humanas son tan conflictivas?
Porque todos somos diferentes. Tenemos distintas formas de ser, de pensar y de expresar nuestros sentimientos. Todos tenemos necesidades, expectativas y deseos que, en ocasiones, pueden chocar con los de los demás. Y eso supone una fuente inagotable de malentendidos, que muchas veces se convierten en conflictos. De ahí que no sea difícil ver a nuestro alrededor hermanos que no se hablan, parejas que terminan entre violentas recriminaciones o amigos que han dejado de serlo. Sin embargo, está en nuestras manos prevenir estas situaciones, que suelen tener el rencor como denominador común.
¿Qué es y cómo nos afecta el rencor?
El rencor es un enemigo sutil, una forma de esclavitud que afecta negativamente nuestra vida y nuestras relaciones. Este sentimiento nace cuando nos tomamos un comentario, una actitud o una acción como una ofensa personal. El dolor que nos genera una situación en la que nos vemos straicionado, humillados o rechazados queda grabado a fuego en nuestra memoria, alimentando nuestro resentimiento hacia la persona que creemos que lo ha provocado. Esa herida emocional supura infelicidad, ocupa nuestra mente y absorbe nuestra energía vital. A menudo, nos lleva a tratar de protegernos para no sentir dolor de nuevo, lo que repercute nocivamente en nuestras relaciones con los demás.
¿Cómo podemos liberarnos del rencor?
Mediante el perdón. No el perdón estético, que afirma "yo perdono pero no olvido": para disolver el rencor es necesario un perdón sentido, sincero y auténtico. El perdón va de la mano de la comprensión. De ahí la importancia de empatizar con la persona que ha causado la ofensa. Si logramos ponernos en el lugar del otro y entender cómo vive y siente, seremos capaces de dar un nuevo significado a las palabras o acciones que tanto nos afectaron. Probablemente, nos daremos cuenta de que esa persona simplemente no lo supo hacer mejor. Cuando comprendemos que nuestro particular "agresor" no actuó de ese modo por maldad, sino a causa de su ignorancia o su inconsciencia, podemos dejar caer el peso de la ofensa.
¿En qué consiste el perdón?
Consiste en liberar una cuenta pendiente, una deuda que se ha generado entre nosotros y nuestro ofensor. Cuando perdonamos, nos liberamos del rencor acumulado y dejamos que cicatricen nuestras heridas. No en vano, la raíz griega de "perdón" significa "cambiar y alterar". De ahí que perdonar sea una oportunidad de limpiar nuestro presente, aunque la ofensa que arrastramos haya afectado nuestro pasado. Para perdonar no necesitamos estar ante nuestro agresor, es una decisión interna que nace de la comprensión y la consciencia. En última instancia, perdonar significa darnos la oportunidad de avanzar y evolucionar.
¿Por qué nos cuesta tanto perdonar?
Porque consideramos que es un regalo inmerecido que hacemos a quien nos ha agraviado. Solemos creer que perdonar a quien nos ha hecho algo "malo" es un acto de generosidad. Y a menudo, nuestro orgullo y nuestro ego se alían para que lo concedamos sólo a quien se ha disculpado previamente. Sin embargo, ¿quién sale ganando cuando perdonamos? La persona que nos ofendió se sentirá más o menos aliviada, pero nosotros nos liberaremos de una nociva carga emocional que muchas veces nos impide avanzar en nuestras relaciones. Perdonar supone abandonar el resentimiento y los deseos de venganza. Es, sin duda, el mejor regalo que podemos hacernos.
En clave de coaching
¿Qué consigues sintiéndote resentido?
¿Qué te impide perdonar?
¿Cómo te sentirías si perdonaras?
En clave personal
Tu mayor pasión: Acompañar a las personas que quieren descubrir y aprovechar su potencial para servir a los demás
Tu mayor virtud: Paciencia revolucionaria
Un punto de mejora: La gestión del tiempo
Un aforismo: "Lo que haces grita tan alto que no me deja escuchar lo que dices"
Una película: "Slumdog millionaire"
Un libro: "Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva", de Stephen Covey (Paidós)"

Meritxell declara como su mayor virtud la “paciencia revolucionaria” (como la que tiene Toni Nadal, Phil Jackson, Vicente del Bosque o Pep Guardiola). Serenidad y persistencia. La marca de los mejores, que usan el cauce adecuado para el desarrollo profesional y personal.