Estamos huérfanos de sueños

Jornada de reuniones comerciales: con el DRH de una tecnológica, un profesional ligado al negocio, que ha sabido solventar la crisis de la empresa y ahora anticipa el desarrollo organizativo de ésta desde un planteamiento netamente estratégico; con una gran coach de comunicación, con la que estamos preparando actividades en común para la nueva temporada; con un antiguo jefe, con el que, durante el almuerzo, hemos repasado la situación actual; con mi gran amigo Alan da Silva y la directora de India Consulting, una profesional de gran valía, para avanzar en temas Cross Borders; con Fernando Riaño (Barclays) y nuestro compañero de Eurotalent Nacho García. Fernando Riaño es una de las personas más excepcionales que conozco. Posee una determinación, serenidad, autoconfianza, espíritu de cooperación y de superación que nos sirve de guía a todos nosotros. Cada vez que converso con él aprendo un montón y me oxigeno como ser humano.

Hoy se han cumplido seis meses del inicio de la presidencia de Barack Obama y cuarenta años de la llegada del hombre a la Luna. El 12 de septiembre de 1962, John Fizgerald Kennedy pronunció un histórico discurso en Houston, Texas, en el que aseguró que EEUU llegaría a la Luna antes de que acabara la década: “Elegimos ir a la Luna en esta década no porque sea fácil, sino porque es difícil; porque esta meta servirá para canalizar la mejor de nuestras energías y capacidades, porque el desafío es uno que estamos dispuestos a aceptar, que no estamos dispuestos a posponer y que tenemos la intención de ganar”; “Hace muchos años, le preguntaron al gran explorador británico George Mallory, antes de que muriera en el Everest, por qué quería alcanzar esta cumbre. Él contestó: “Porque está ahí”. Pues bien, el espacio está ahí, y lo vamos a escalar, y la Luna y los planetas están ahí, y nuevas esperanzas para el conocimiento, y la paz están ahí. Y por eso, rogamos a Dios que nos bendiga al iniciar la aventura más grande y peligrosa en la que jamás se ha embarcado el hombre”.

Como todos sabemos, Kennedy, que lanzó este reto en el segundo año de su presidencia, fue asesinado un año después (22 de septiembre de 1963) en Dallas, Texas. Y con él, “el sueño americano”. Sus sucesores (Lyndon B. Johnson, Richard Nixon, Gerald Ford, Jimmy Carter, Ronald Reagan, George Bush, Bill Clinton, George W. Bush) no propusieron un desafío similar. Y por ello sorprende (y desilusiona en gran medida) que en 40 años el ser humano no haya realizado nada parecido. La tecnología del Apolo 11 era menor que la que tiene cualquiera de nuestras lavadoras; las posibilidades de éxito eran de apenas el 50%. Sin embargo, el mundo pudo comprobar cómo Armstrong, Collins y Aldrin alunizaron en la bella Selene. Cuatro décadas después, “Moonwalk” (el paseo por la luna) es un paso de baile del difunto y genial Michael Jackson.

A Obama, que podría representar de nuevo el “sueño americano”, que ganó las elecciones con una simbología integradora de Abraham Lincoln y representa una ilusión similar a la que generó JFK, de momento le toca hacer de Franklin Delano Roosevelt ante una crisis sin precedentes desde 1929. Y se plantea “preguntar a la ciudadanía” si la NASA debería avanzar en la carrera hacia Marte. Un líder debe marcar la pauta, hacer lo que conviene, no tratar de ser popular respondiendo a lo que la gente quiere (o dice que quiere).

Y aquí en España, la celebración (en la 1) se convirtió en un homenaje… a Jesús Hermida. Numerosos periodistas manifestaron su “envidia” por que el veterano reportero retransmitiera este evento hace 40 años, y poco más. Un tiempo de nostalgia y añoranza, de melancolía ("uno es viejo cuando sus añoranzas superan a sus sueños", John Barrymore), sin reflexión, sin aprendizaje, sin retos para el futuro. Estuve alternando este programa tan tristón con el (discreto) debut del Real Madrid por tierras irlandesas. Ninguno de los dos me dio motivos para la esperanza.

Necesitamos proyectos ilusionantes, respecto a la educación (que vive un momento deplorable), a la justicia (lenta, farragosa, hiperpolitizada), a la sanidad, al mercado laboral (profundamente dual e injusto), al emprendizaje… Un gran desafío que muestre un futuro esperanzador en el que canalizar nuestras energías, como propuso Kennedy. Sin proyecto, sólo nos repartimos miserias.