Álvaro de Bazán

¿Quién de nosotros conoce la trayectoria de D. Álvaro de Bazán, primer Marqués de Santa Cruz (1526-1588). Se trata de uno de los mejores marinos de la historia, invicto (nunca perdió una sola batalla), líder decisivo en Lepanto, Albania, Túnez, La Goleta, Setúbal, Lisboa… Como puede leerse en su lápida, “peleó como caballero, escribió como docto, vivió como héroe y murió como santo”. Martín Hernández-Palacios, DG de Aliter, ha escrito Alvaro de Bazán, el mejor marino de Felipe II. Un libro necesario, imprescindible, sobre uno de los líderes españoles más relevantes.

Hoy Martín nos ha hecho un gran regalo a media docena de nosotros: llevarnos al Palacio de El Viso del Marqués, en la provincia de Ciudad Real, un extraordinario palacio renacentista que D. Álvaro de Bazán concibió a imagen del de Andrea Doria (su gran amigo) en Génova. Desde 1948, su uso se ha cedido a la Marina por una peseta anual.

El contralmirante D. Julio Guillén, gran responsable de la restauración del palacio, tiene escrito:”Hacia 1564, D. Álvaro, que es su azarosa e infatigable vida de general de mar apenas había pisado otros sueños que los de sus galeras, y aún casi siempre por los mares de Italia y del Levante turco, añoró un tanto la tierra, y al gusto de los grandes señores del Renacimiento, quiso construir un retiro que no llegaría a gozar, rodeado de recuerdos y trofeos”.

Hemos ido en AVE hasta Ciudad Real y desde allí a El Viso en 40 minutos. Tras desayunar juntos (Martín nos ha puesto en antecedentes de lo que íbamos a ver), hemos visitado el Palacio-Museo durante un par de horas. Diego, nuestro anfitrión, nos ha estado explicando esta maravilla. Diseñado por El Bergamasco y con la intervención de artistas como Olamosquin, César Arbasia, la familia Péroli, Fabricio Castelló y Nicolás Granello, este palazzo del cinquecento nos sorprende en mitad de La Mancha. Absolutamente fabuloso. Con unos 8.000 metros cuadrados de pinturas al fresco, es el conjunto pictórico español que mejor representa la mitología clásica. El edificio consta de dos plantas. En la inferior, un zaguán con pinturas de la guerra, el poder o la victoria, la fama, la navegación, la paz y las alianzas, la armonía y la concordia. Como ha destacado Martín Hernñandez-Palacios, se trata del ciclo de la vida. En el patio, 14 pilastras de origen dórico, con bóvedas decoradas con pinturas al grutesco y en los ángulos, las alegorías de cuatro naciones: Hispania, Italia, Francia y Turquía. La sala de Ulises, con pasajes de la Odisea. La sala de los cuatro elementos. La sala de Portugal, de grandes dimensiones. La escalera, bellísima (“como la del Cielo”, ha escrito algún autor), con los siete pecados capitales y la ignorancia. Y en los laterales, escenas de Hércules. En la galería alta, la Capilla (donde está encerrado D. Álvaro), la Cámara de D. Álvaro, la antecámara, el salón de linaje, la saleta del Olimpo, la sala de las cuatro estaciones, el salón de honor, la sala de Argos, la saleta de Moisés, la repostería, los apartamentos privados de la familia. Hemos podido ver el 100% de este majestuoso palacio. Una maravilla.

Después hemos visitado la iglesia de El Viso (donde estaba enterrado D. Álvaro de Bazán) y hemos comido en la hospedería de La Almazara del Marqués, una antigua almazara del XIX reconvertida en restaurante y hotel. El chef Emilio Palma nos ha preparado una comida exquisita. Y de vuelta a Madrid vía AVE para llegar a las 18.30 horas.

Hemos aprendido un montón de un líder histórico, capaz de defender a su país y de crear tanta belleza a su alrededor.

Muchísimas gracias, Martín, por este enorme descubrimiento. Esto es Responsabilidad Cultural.

Para todos aquellos que tengáis interés en saber más de D. Álvaro de Bazán, os recomiendo el excelente libro de Martín Hernandez-Palacios. Ojalá llegue el día que pongamos en valor personajes de tan alto nivel, nos sintamos orgullosos de sus logros y nos sirvan de modelo de perfección. En la página de Aliter (www.aliter.org) podemos leer: “La cultura como expresión de un pueblo es herencia y es cambio. Todos los ciudadanos estamos llamados a disfrutar de ella porque es parte fundamental del bienestar y la calidad de vida de una comunidad. Por eso, en la filosofía de Aliter el desarrollo cultural no es ajeno al desarrollo profesional, todo lo contrario, ambos se entienden como unión del desarrollo vital y social del ser humano.”