En positivo

Ayer la prensa estaba de lo más jugoso.

En El País, Forges publicó una viñeta en la que unos malvados están cerrando un calabozo en el que una doncella, atada, está llorando, y proclaman: “Hasta nunca, ética”. Niego la mayor. Es precisamente la ética, la integridad, la honestidad que genera confianza, lo único válido para salir de esta crisis, la clave del cambio de modelo. Cuesta creerlo en Maddoffs, corrupciones y demás escándalos, pero la ética no es opcional (y ahora menos que nunca).

En el suplemento de Negocios del mismo diario, Borja Vilaseca (un excelente periodista, un auténtico humanista en mitad de la prensa económica) hablaba de El arte de trabajar en positivo. Se refiere a la Programación Neuroligüística (PNL), herramienta de desarrollo personal para cambiar la manera de pensar, y por tanto de sentir y de actuar. Cita a Gustavo Bertolotto, profesor del Curso Superior de Coaching de la Escuela de Negocios CEU y Eurotalent, y a Julián Trullén, director en Madrid de Tea-Cegos Deployment y buen amigo. ¿Víctimas o protagonistas? De nosotros depende, a partir de la PNL (entre otras técnicas útiles) y en procesos de coaching.

Xavier Guix, en El País Semanal, ha escrito sobre el valor del juego (Jugar no es sólo cosa de niños). Cita a Schopenhauer (“El destino baraja las cartas, nosotros las jugamos”), Elbert Hubbard (“No se tome la vida demasiado en serio; nunca saldrá usted vivo de ella”) y García Márquez (“La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla”). En definitiva, “el juego como actitud permite que nos reinventemos. Permite que nos relacionemos en un elegante fair play. Permite que nos riamos más a menudo. Permite que procuremos ganar, para que ganen todos y no para ganarlos a todos. Permite descubrir que la vida es ilimitada si sorteamos nuestras propias fronteras de miedo. El juego nos permite fluir y que juego y jugador sean una misma cosa. Sólo entonces dejemos el juego para convertirnos en su creador”. Reinvención, sentido del humor, oportunidades. Excelente artículo, Xavier.

En Mercados de El Mundo, Carlos Salas titulaba a su artículo ¿Piensa usted que no tiene talento? Se refería al 5º de 6 hermanos, con un nivel por debajo del común de inteligencia. Se aburría terriblemente en sus estudios de medicina. Era “un indomable perezoso” que salía a cazar y coleccionaba escarabajos. Cuando tenía 22 años, se enroló en un barco por hacer algo. Allí estuvo durante cinco años. El barco era el Beagle y el “inútil”, Charles Darwin, uno de los mayores científicos de la historia.

Tanto Darwin como Abraham Lincoln nacieron el 12 de febrero de 1809, hace 200 años. En el Magazine de El Mundo, Malcolm Jones analiza a estas dos grandes figuras de la historia, dos perdedores perseverantes con grandes logros (la teoría de la evolución, la abolición de la esclavitud). Meticulosos, revolucionarios… Vidas paralelas a ambos lados del Atlántico.

En la misma revista, I. Muñoz analizaba la importancia del metabolismo. “Una tabla de gimnasia de tres minutos, hecha con intensidad y regularidad, mejoraría el metabolismo en dos semanas”. Consejos de los nutricionistas para “poner a cien” el metabolismo:
- Evitar los alimentos ricos en grasa.
- Comer despacio.
- No saltarse ninguna comida.
- Olvidar las dietas hipocalóricas.
- Tomar hidratos de carbono y proteínas.
- Desayunar siempre.
- Tener cuidado con la cafeína.
- Hacer ejercicio.

Estamos en la semana de San Valentín y mañana día 10 José Antonio Marina publica Palabras de Amor. Es un compendio de más de 1.000 cartas de amor a lo largo de la historia para responder a la pregunta: “cómo hacer que la pasión perdure”. De todas ellas, las cinco preferidas de José Antonio Marina son las de Safo de Lesbos (“Y cuánto gozamos. A mi lado, muchas coronas de violetas y rosas te ceñiste al cuerpo, y en blandas camas pudiste saciar tu deseo”), Abelardo a Eloísa en el siglo XII (“El nombre de esposa parece más santo y más vinculante, pero para mí la palabra más dulce es la de amiga y, si no te molesta, la de concubina”), Julie de Lesphinase al Conde de Guibert en 1754 (“Os amo como hay que amar, con exceso, con locura, arrebato y desesperación, estando en disposición de vivir o morir por vos”), Juliette Doruet a Víctor Hugo desde 1833 hasta 50 años después (“Te amo porque te amo, te amo porque sería imposible no amarte. Necesito escribírtelo como necesito pensar y respirar”) y Simone de Beauvoir a Nelson Algren (“Te amo tan cálidamente, tan profundamente que estoy estupefacta (…) No habrá un despertar, porque esto no es un sueño; es una maravillosa historia real que no ha hecho más que empezar. Te siento junto a mí, allá donde yo vaya tú vendrás, no sólo tu mirada, tú entero. Te amo y no hay nada más que añadir. Querido mío, noche y día me siento rodeada de tu amor, que me protege de todo mal; cuando hace calor me refresca, cuando el viento frío sopla me da calor; mientras me ames no envejecerá nunca, no moriré”. Gracias, querido y admirado JAM, por llevar tu labor detectivesca al terreno de las epístolas amorosas.

En XL Semanal (Vocento), la jurista y escritora Emma Reverter (autora de Citas en Manhattan), que trabaja en el Instituto Cervantes de Nueva York, nos enseñaba que “si una persona no te enamora en ocho minutos, no lo hará nunca”. ¿Por qué? “porque, aunque no llegues a conocer a esa persona, intuyes que merece la pena intentarlo”.

Y en las páginas del ABC, El nuevo listón del deporte español. Es un artículo de Javier Hernández. ¿Qué nos falta? El mundial de fútbol, el Grand Slam de tenis (los 4 grandes del circuito el mismo año y por el mismo jugador), el US Open y el PGA Tour de golf, 14 ochomiles por una mujer, el Dakar en coches, el Eurobasket y el Oro olímpico en baloncesto, el Europeo y el oro olímpico en balonmano, la Copa del mundo de esquí, La París-Roubaix en ciclismo y un oro olímpico en maratón. Una docena de magníficos retos. Podemos seguir soñando.