Hoy he comido con el Director de Recursos Humanos de una de las empresas del IBEX 35. Lo hemos pasado estupendamente. Su grupo empresarial, que se ha triplicado en los últimos años, no teme a la crisis. La considera una grandísima oportunidad, desde un planteamiento global (trabajando en proyectos en todo el planeta), integral (de las personas a la estrategia) y competitivo (juegan de tú a tú contra los mayores rivales mundiales). Apasionante. Es un orgullo y un privilegio colaborar con ellos desde un enfoque de talento, liderazgo y desarrollo.
En el tren a Madrid he estado leyendo un artículo de Jack Welch publicado en El Economista con el título Competir por el cliente. En él, el ex Consejero Delegado de General Electric comenta que en estos días la innovación, la tecnología, la globalización, el compromiso de los empleados o la estrategia reciben gran atención, pero no tanta la orientación al cliente. “Las empresas pueden mejorar sus ingresos y márgenes mejorando la competitividad de sus clientes.” Para crear adhesión de los clientes (lo que no es fácil), conviene dar un servicio superior. Welch pone los ejemplos de Mitchell’s, una cadena de ropa de Connecticut, o de Four Seasons. “Vale la pena recordar que la mayoría de los ingenieros intentan crear nuevas máquinas.” Otra opción, según Welch, es que los clientes paguen menos. O compartiendo know-how. O adiestrar a sus gerentes para que contraten, entrenen y evalúen a los empleados en términos de calidad de servicio. O erigir comunidades de usuarios. “No estamos inventando la rueda. Sabemos que en la mayoría de las empresas todos los enfoques de que hablamos son mencionados. Pero, con frecuencia, a eso se limitan sus ejecutivos. La verdad es que cualquiera de esos enfoques para conseguir la lealtad de los consumidores involucra un cambio profundo en la cultura de una organización. Tiene que existir una gerencia que se comprometa en materia de tiempo y dinero. Y que acepte, además, cierto nivel de riesgo. Básicamente, la organización debe estar dispuesta a ver el mundo a través de los ojos de los clientes. De lo contrario, la adhesión al cliente nunca ocurrirá.” Nunca está de más que un gran directivo como Jack Welch nos recuerde lo esencial que es poner el foco en el cliente.
También he estado leyendo El poder en la sombra, de Robert Harris. Harris es un periodista de 51 años que ha sido reportero de la BBC, editor de política del The Observer y columnista de The Sunday Times y The Daily Telegraph. La novela trata de un “negro” que está escribiendo la biografía del exprimer ministro británico (el paralelismo con Tony Blair es evidente). El escritor no tarda en descubrir secretos que afectan a la paz mundial, especialmente de la relación entre el Reino Unido y los Estados Unidos. El poder en la sombra, publicada en 22 países, tiene un montón de puntos en común con la actualidad.
“Aquí tiene una adivinanza: nombre una decisión del ex primer ministro británico que no haya ido a favor de los Estados Unidos”, se dice en el libro. Si se piensa en Tony Blair, es un escándalo mayúsculo.
A finales de junio, Robert Harris pasó por Madrid e hizo varias entrevistas. En sus palabras: “El apoyo a la Guerra de Irak es el mayor error del gobierno británico en lo que yo llevo de vida. Ha dejado miles de muertos y ha hecho del mundo un lugar menos seguro, además de destrozar la reputación de las democracias occidentales por cosas como Guantánamo y las torturas". "No participamos en la guerra de Vietnam a pesar de la insistencia americana y no supuso el fin del mundo, así que tampoco hubiera supuesto el fin de la alianza si no hubiésemos participado en Irak", apuntó Harris.
Pese a estar "enfadado" y "desencantado" con la decisión del ex primer ministro británico, Robert Harris dijo que El poder en la sombra no es un ajuste de cuentas con Tony Blair. "No tenía nada personal en contra de Blair pero sí que pensaba que todo lo que rodea a la guerra contra el terrorismo y cómo se ha gestionado así como el apoyo incondicional de Gran Bretaña a los Estados Unidos serían interesantes para escribir una historia", explicó el autor que aseguró que no ha querido escribir un libro para "levantar polémica" ni porque "quiera cambiar el mundo".
El también autor de ensayos decidió vestir este tema de ficción porque con un thriller, dijo, "llegas a más gente y a la esencia de las cosas". "De haberlo hecho en forma de ensayo hubiera sido una biografía más", reconoció. Harris piensa que también este caso "la realidad supera la ficción". "Casi hay que explicar en el prólogo que aquello que parece ficción es real y lo ordinario es lo que en realidad uno se ha inventado", comentó.
"Las sociedades tienen que actuar moralmente, aunque esto a veces suponga ciertos fracasos. Muy a menudo las democracias pierden las primeras batallas porque, en nombre de la paz, se oponen a luchar", apuntó un británico muy crítico con la 'guerra contra el terror' emprendida por el presidente estadounidense. "Los resultados que se obtiene con las torturas no son suficientemente buenos para llevarlas a cabo", añadió.
En esta línea Harris espera que las promesas de cerrar Guantánamo de los dos candidatos a la Casa Blanca se cumplan porque "es de sentido común". "No es una idea descabellada sino lo correcto", señaló. El autor de 'El poder en la sombra' también cree que ganará Obama y que su victoria "será un gran paso para curar el daño causado en los últimos ocho años" además de "una prueba de que América ha cambiado".
En cuanto a las medidas antiterroristas dijo que son "innecesarias" y que "se están usando para cosas para las que no fueron creadas". "Esa es la naturaleza de políticos y burócratas: dales poder y lo usarán", explicó.
Al parecer, Roman Polanski ha empezado a rodar la versión cinematográfica de El poder en la sombra en septiembre en Berlín. Se llamará The ghost (el fantasma; “ghostwriter” es un escritor en nombre de otro, un “negro”) y quien hará de Tony Blair es Pierce Brosnan (los dos nacieron en mayo de 1953, con 10 días de diferencia –Blair nació el 6 y Pierce el 16).