Bye, bye, Beijing

Ya se han acabado los Juegos Olímpicos de 2008 celebrados en Pekín, con una ceremonia de clausura dirigida por Zhang Yimou, a lo Cirque du Soleil, con Plácido Domingo.

He disfrutado mucho con el partido de la selección española de baloncesto frente a USA. La final olímpica ha sido uno de los mejores partidos de basket de la historia olímpica. Estoy con Rudy Fernández (22 puntos): Si los árbitros pitan los pasos y las personales como debe ser, habríamos ganado, porque nuestros chicos han jugado como nunca. La medalla sabe a oro. Estos “chicos de oro” me lo han hecho pasar genial durante estos días, remontando ante China, ganando a Grecia, Angola, Croacia, Lituania, etc. Bien por Aíto y sus seleccionados.

También lo he pasado genial hoy con la selección española de balonmano. 23 puntos en la segunda mitad a los anteriores campeones olímpicos. Maravilloso Juan Carlos Pastor y los suyos. Han ido de menos a más, mucho más.

Y qué decir del hockey masculino, finalista olímpico. Maurits Hendriks es un coach sensacional, que ha mentalizado al equipo llevándoselos a Sudáfrica o a subir una montaña. Ya había ganado dos oros con Holanda en 1994 y 2000. En una entrevista de Diego Torres publicada ayer en El País, comentó que “los españoles tienen un punto creativo innato. Es el espíritu meriodional, que te empuja a intentar diferenciarte del que tienes al lado. Lo que se ha visto ahora es que, debido a este talento, muchos jugadores se han ido al extranjero. ¿Y qué han aprendido allí? Idiomas, disciplina y estructura occidental. Esto, de vez en cuando, en España falta. Pero los que emigran, cuando vuelven, lo traen incorporado. Entonces, de repente, se ve en el hockey con los que se han ido a jugar a la Liga holandesa, en el baloncesto con los de la NBA e incluso en el fútbol con los de la Premier League. Estos deportes se han engrandecido gracias a estos chicos. Y ahí están los resultados.” Muy brillante. Preguntado sobre lo que haría si fuera asesor del Real Madrid, Maurits Hendriks contestó: “Le diría a Robinho que, además de entrenarse, hiciese alguna actividad intelectual. Mejoraría como jugador. Cada deporte de equipo te exige como máximo cuatro horas al día. Y luego, ¿qué? Les diría a los jugadores que hagan una hora de música o de clases de idiomas. Cualquier cosa que te saque del ámbito competitivo. Volverían al campo con la cabeza fresca.”

Ayer, en la final de K2 masculino, dos policías nacionales (Saúl Craviotto y Carlos Pérez, “Perucho”) nos dieron un recital de hacer las cosas bien. Salieron mentalizados al máximo, fluyendo desde la primera palada, y los alemanes, los favoritos (habían ganado todo en los últimos 8 años), nada pudieron hacer. Bravo por ellos y por su entrenador, Miguel García. Así se hacen las cosas. Lo mismo que David Cal, el de Cangas de Morrazo (Pontevedra), que venía a por dos oros y se ha llevado dos platas. Muy buen balance.

En el tenis, Rafael Nadal nos ha regalado partidos magníficos en una pista en la que no juega cómodo. Es el mejor, con unas cualidades personales únicas. Y la pareja de Anabel Medina y Virginia Ruano han conseguido una plata, frente a las hermanas Williams, que también sabe a oro.

En el ciclismo he sufrido, disfrutado con Samuel Sánchez, lamentado el 4º puesto de Alberto Contador (el manillar del medalla de bronce no era legal). En pista, con Joan Llaneras, un mallorquín universal y con Leire Olaberria y su medalla de bronce, como la de José Luis Abajo, “Pirri”, en esgrima. Lástima la halterofilia (Lidia Valentín), que lo hizo muy bien frente a rivales imbatibles.

Como en la natación sincronizada. Qué bien lo han hecho Gemma Mengual y sus compañeras (Andrea Fuentes, Paola Tirados, Alba Cabello, Gisela Morón, Raquel Corral, Thais Henriquez, Irina Rodríguez y Laura López), entrenadas por Anna Tarrés. Una progresión espectacular. Maravillosas.

Y en la vela, con Fernando Echávarri y Antón Paz en la clase tornado e Iker Martínez y Xabi Fernández en 49er (los daneses debían haber sido descalificados por terminar en un barco que no es el suyo, evidentemente).

En los tres principales deportes olímpicos (atletismo, natación y gimnasia), he disfrutado con los velocistas jamaicanos (Usain Bolt, Asafa Powell, y el etíope Bekele, con los 8 oros de Michael Phelps y con Gervasio Deferr y Almudena Cid (diploma, tras participar en cuatro Juegos).
He pasado del fútbol olímpico, que ni es un mundial ni están todos los profesionales. Felicidades a Messi, Agüero, Gago y el resto de argentinos que juegan en la Liga española de fútbol.
En fin, 15 días de emociones a tope: muchas, extraordinariamente positivas. Algunas, un auténtico fiasco. Pero así es el deporte… y la vida