Hoy he ido al cine (una matinal de domingo), a ver Fuera de Carta, una comedia española dirigida por Nacho G. Velilla con Javier Cámara, Lola Dueñas y Fernando Tejero. Muy divertida, con un guión simpático muy a lo Aída.
También he leído Ambition is not a dirty word (La Ambición no es una palabrota), subtitulado Una guía femenina para que gane lo que merece y alcance sus sueños, de la doctora Debra Condren. Condren es psicóloga empresarial, coach ejecutiva, asesora de carreras profesionales, presidenta de la Manhattan Business Coaching y fundadora de la Women’s Business Alliance, que vive entre Nueva York y San Francisco.
Habitualmente se asocia Ambición a agresividad o egoísmo. La autora prefiere definir a la mujer ambiciosa como “la que gana lo que vale, tiene más poder, obtiene el reconocimiento que merece y cuenta con la determinación de perseguir sus sueños y lo hace con integridad sin sentirse culpable”.
Nos propone un “chequeo de realidad” con las siguientes proeguntas:
- ¿Considerarme ambiciosa me hace sentir sucia, arrogante o soberbia?
- ¿Me siento extraña, como ajena al mundo empresarial?
- ¿Me hace sentir menos femenina?
- ¿Me siento en ocasiones culpable?
- ¿Siento que si como si tratara de ser más que los demás?
- ¿Tengo miedo de que la gente no me querrá, o no me respetará de la misma forma?
- ¿Tengo miedo de que repeleré a la pareja que quiero atraer o que no seré una madre y esposa suficientemente buena?
La Ambición es honorable. “El coste de abandonar tu ambición es… la muerte”, proclama Abbey Dehnert (29 años), cantante y bailarina de BomberGirl, un grupo teatral de Nueva York. “Debo creer que la Ambición es una virtud, no un vicio, y debo creer que el mundo se merece saber de mí”, añade la doctora Condren.
Para “parar de una vez el sabotaje de la Ambición”, se nos proponen algunas reglas:
1. Sé una contendiente. Lucha, pelea, compite. Comparte información, ten amigos, recibe premios…
2. Obtén más poder de asesores poderosos. No reinventes la rueda. Ten tu Consejo Asesor. Recluta para tu equipo. Invierte en asesoramiento. Observa a los mentores y a la gente que admiras.
3. No temas la confrontación. Desenmascara a los robamedallas, no evites enfrentarte a quienes son tus enemigos, lucha contra los pasivo-agresivos…
4. Hazles pagar. Según la exPresidenta del Banco Mundial, Barber B. Conable, “Las mujeres hacen dos tercios del trabajo en el mundo. Pero ganan la décima parte de los ingresos del planeta y tienen el uno por ciento de las propiedades. Están entre las más pobres de los pobres del mundo”. Decisiones aparentemente insignificantes (como negociar de verdad el salario o no aceptar la primera oferta) afectan negativamente a las mujeres. Has de ser tu propio benefactor.
5. Sé más irresponsable con los demás y más responsable contigo misma. Aprende a decir no, incluso a los más persistentes. “No tengo que aceptar hacer todo lo que no quiero hacer”. Sistematiza tus procesos y haz equipo.
6. Sé una intermediaria del poder. Según la periodista Hanna Seligson, “el trabajo no siempre es una meritocracia, por lo que las mujeres han de aprender a ser abogadas de sí mismas, porque nadie lo va a hacer por ellas”. Aprende a librarte de los atacantes, distractores, críticos e infravaloradores. Protégete de ellos.
7. Incapacita a los detractores. “Comprende que cierto feedback negativo es consecuencia de una mente aversa al riesgo, celosa o de personalidad negativa. Este feedback ha de ignorarse”, Harleen Kahlon, CEO y fundadora de DamselsinSuccess.com. Fíate de tu intuición, recaba información, aleja a los negativos, utiliza el sentido del humor, sé transparente en tus procesos, no te hundas.
8. Detén la política de fraude. Mereces estar aquí. Sobreponte al miedo de hablar en público, avanza, exprésate, deja de pedir disculpas (en palabras de la publicista Lois Wyse, “los hombre se disculpan por sus debilidades, las mujeres por sus fortalezas”). Toma la duda como motivador. Adopta la actitud adecuada. Tómate el tiempo que necesites.
“Sólo tienes una vida, que es preciosa: atrévete a ser grande”. Protege tu pasión, chequea tu determinación, tómate algún sabático, utiliza tu valor en el mercado, cultiva la contribución por la que has venido a este mundo.
Es una vida de desequilibrio, de diversidad, de hacer todo lo posible…
El libro se cierra con un verso del poema “The Summer Day”, de Mary Oliver: “Tell me,/ What is it you plan to do with your one/ wild and precious life?”
Excelente reflexión, y muy práctica, sobre la Mujer Líder.