Ayer escribí mal el nombre de la principal mentora de Richard Florida. No es Gene Jacobs (escuché mal su nombre en la conferencia de Florida y no había leido nada de ella), sino Jane Jacobs.
Como hoy tenía que terminar un capítulo para un libro sobre Diversidad y Coaching que estoy co-dirigiendo con la Dra. alicia Kaufman (mi capítulo va de Diversidad, coaching y felicidad), he aprovechado para indagar sobre Jane Jacobs. Y he quedado fascinado por la personalidad de esta periodista, urbanista y activista social que tristemente falleció hace dos años.
Nacida en Scranton, Pennsylvania el 4 de mayo de 1916, Jane Butzner (su apellido de soltera), fue a Nueva York en mitad de la Gran Depresión y empezó a trabajar como periodista para el Sunday Herald Tribune. Durante la II Guerra Mundial, trabajó para la Oficina de Información de la Guerra. En 1944 se casó con Robert Hyde Jacobs, con quien tuvo dos hijos. Se convirtió en una activista urbana y en pensadora sobre la vida en la ciudad.
En 1968 se trasladó a Toronto, donde vivió el resto de su existencia. La marcha a Canadá estuvo motivada por su oposición a la Guerra de Vietnam (y que sus dos hijos tuvieran que ir al frente) y que para su marido Toronto ofrecía mejores condiciones. En 1974 se convirtió en ciudadana canadiense. Seis años después, reflexionó sobre Quebec y su futuro en su obra La cuestión del separatismo.
En 1996 recibió la Orden de Canadá y en 1997 la ciudad de Toronto esponsorizó la conferencia "Jane Jacobs. ideas que importan". Desde entonces se entrega el Premio Jane Jacobs para ciudadanos que contribuyan a la vitalidad urbana.
Jane Jacobs siempre se expresó políticamente, apoyando en el 2000 al ecologista Tooker Gomberg (que perdió) y en 2003 a David Miller (que ganó).
Jane Jacobs murió a los 89 años el 25 de abril de 2006. Dejó un hermano, dos hijos y una hija, dos nietos y dos bisnietos. Su familia expresó lo siguiente: "lo importante no es que murió sino que vivió, y que la obra de su vida ha influido mucho en cómo pensamos; por favor recuérdenla leyendo sus libros e implantando sus ideas".
Como homenaje, la Fundación Rockefeller instituyó la Medalla Jane Jacobs para reconocer a los individuos que contribuyan al diseño urbano, especialmente en la ciudad de Nueva York. El 4 de mayo, Torontó proclamó el "día de Jane Jacobs". En el último otoño, la Gran Manzana exhibió la exposición "Jane Jacobs y el futuro de Nueva York", con numerosos artículos de especialistas.
Entre las obras de Jane Jacobs, La muerte y vida de las grandes ciudades americanas (1961), obra seminal sobre el nuevo urbanismo, pues muestra el impacto de las ciudades en el desarrollo económico; La economía de las ciudades (1969), Las ciudades y la riqueza de las naciones (1984): no es el estado sino la ciudad la clave; Sistemas de supervivencia (1992): un diálogo platónico en el que contrapone dos concepciones morales (iniciativa y control); La naturaleza de las economías (2000), otro diálogo platónico sobre las dinámicas de los sistemas sociales; La Era Oscura hacia delante (2004) en el que proclama las cinco claves para evitar la decadencia: comunidad, educación, ciencia, gobierno representativo y responsabilidad profesional. Por supuesto, he pedido los libros por Amazon para ponerme al día de sus ideas.
Jane Jacobs sabía (y nos enseñó) que la colaboración es la clave, según explicaba ayer Richard Florida. Es, como escribe Carlos Herreros de las Cuevas en su último libro, El directivo feliz (que el próximo martes tendré el honor de presentar en Madrid junto con Javier Fernñandez Aguado), "la metacapacidad más valiosa es la colaboración".
Leeremos sus obras. Y, con expertos como su heredero intelectual, Richard Florida, implantaremos sus ideas.