La portada de Expansión de hoy nos sorprende con el "fichaje" de Rafa Nadal por Banesto. El tenista español será la imagen del banco durante los próximos tres años, y reza el titular: "Nos une el espíritu ganador". En las instalaciones deportivas de la sede central de Banesto, varios cientos de empleados pudieron observar cómo la Presidenta, Ana Patricia Botín, jugaba unos puntos con nadal y después el manacorí firmaba autógrafos en pelotas amarillas y le entregaba una raqueta a "la jefa (en el decir cariñoso de la entidad)".
No cabe duda de que Rafa Nadal es, además de un gran profesional, una gran persona. Su entorno familiar le ha inculcado unos valores que Banesto hace suyos: sacrificio, afán de superación, pasión por lo que hace. En su sana ambición por convertirse en el banco comercial número uno de Europa en innovación y orientación al cliente, ligar su imagen a la de uno de los dos mejores tenistas del circuito es sin duda un acierto.
Deseo de todo corazón que, en este esfuerzo, Banesto vaya mucho más allá. El 2.0. de la relación entre empresa y deporte no es tan solo generar un "marketing de famoso", escuchar a Nadal en las convenciones del banco, hacerle protagonista de los anuncios (se ha hecho con Fernando Alonso, con Dani Pedrosa, con Pau Gasol... Excelentes resultados de imagen, de momento escasos en el ámbito de la atracción, fidelización y desarrollo del talento en el propio patrocinador). Se trata de trascender el caso concreto e integrar la gestión empresarial (una estrategia y su ejecución a través de los profesionales) con la gestión deportiva: la relación de Rafa con su tío Toni (su "coach"), con su entorno ("leonardesco", pues prima la vocación, la iniciativa, el aprendizaje, la resputación, el legado)... ¿Será Nadal para Banesto un anclaje de talento, o se quedará en un anclaje de marketing (una buena inversión, pero una oportunidad perdida)?
En el mismo periódico, Ferrán Adriá (de quien, al parecer, se va a hacer un caso empresarial en Harvard) apunta:"Hemos creado una Europa de los servicios en la que nadie quiere servir". Da que pensar. Todavía no diferenciamos el servilismo (desgraciadamente, lo más común en las organizaciones, cuando no están bien lideradas) de la vocación de servicio, del liderazgo "resonante" (que genera un clima de satisfacción, rendimiento y desarrollo). Asumámoslo: la calidad en la innovación y en el servicio al cliente son consecuencias directas de la calidad directiva, del liderazgo a todos los niveles. Rafa Nadal lo sabe y lo practica. Intuyo que Banesto está en ello en su voluntad de liderar la banca comercial europea...
Liberar el Talento, en la empresa y en el deporte, no es fácil. Basta con analizar con cierto detenimiento la revista Gigantes del Basket tras la Eurocopa. José Luis Sáez (Presidente de la Federación), declara: "Discuto con Pepu como con todos mis colaboradores" (uf, la jerarquía aparece). José Vicente (Pepu) Hernández comenta: "No me siento inseguro ni incómodo" (ya se sabe: "No pienses en un elefante"; lo que queda registrado en el cerebro no es el "No" sino los verbos, adjetivos, sustantivos) y asume: "En la final fallamos más de lo normal". Y la publicación califica a nuestros "chicos de oro" (ahora plata) con los estos epítetos:
- Pau Gasol: galáctico exhausto
- Rudy Fernández: despegue frustrado
- Carlos Cabezas: prudente conductor
- Juan Carlos Navarro: marcado por una rotura de fibras
- José M. Calderón: el base total
- Felipe Reyes: potencial sin explotar
- Carlos Jiménez: mister intangibles
- Sergio Rodríguez: magia diluida
- Berni Rodriguez: el fiel peón
- Marc Gasol: rendimiento excepcional
- Alex Mumbrú: hombre orquesta
- Jorge Garbajosa: el triunfo del deseo
Gigantes sentencia: "Más deseo que frescura". Y se centra en una concentración más movida que la de 2006, en los partidos de preparación, en el factor Garbajosa, en las rotaciones (que perdieron agilidad), a la defensa (menos dinámica, más previsible), en la velocidad (un gran activo de nuestra selección), en el ataque posicional (más dependiente del talento individual qu del juego colectivo) y en la dirección de Pepu (que permite jugar libre y bonito, pero que ante Rusia y Grecia se olvidó del banquillo y se encomendó a cinco o seis jugadores). Eso es gestión, management. Cuando falta la frescura, en la empresa y en el deporte, se pierde la ventaja competitiva. Porque en ambos mundos, tan cercanos, la magia del management se llama fluidez.